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Mia

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Cuando me enteré de ese POSITIVO, se me pasó de todo por la cabeza, entre esas la estúpida idea de “tal vez el bebé nos una”… ayy no, que ridícula yo; pero la que más me atormentaba era si decirle a él, hablar con Alán y ser yo la que pidiera perdón, irme de la ciudad, del país, etc… Se me pasó de todo por la cabeza, me sentía tan nerviosa y tan inepta. Obviamente, mi paño de lágrimas estaba ahí, pero sin una palabra, solo con su silencio, Arturo no me dejaba sola pero creo que él estaba más en shock que yo. Pasaron varios días sin dormir, llegando a casa temprano a encerrarme en mi cuarto, revisando mi celular viendo como estaba en línea y no me hablaba, imagino que estaba en las mieles del amor con su novia; y mientras tanto yo enloquecía pensando qué hacer con…

A partir de esa tarde, empezó a actuar como un principe, quería que nos vierámos todos los días, me llamaba, me enviaba mensajes, era perfecto y yo estaba en una burbuja de cristal blindada. Esa noche me pedía que lo dejara enamorarme y aunque mientras lo escuchaba, mi corazón vibraba de alegría, mi cerebro esperaba que todo pasara ya, porque mi inseguridad me decía que tenía que ser todo ya o él me dejaría… – ven la serie de errores? -. Pero cuando estábamos en “nuestro mejor momento” que creo que solo era mío, luego de almorzar juntos, tener sexo toda la tarde, reír y ser uno, ella estaba esperándolo en su casa, tomando tinto con la suegra mientras él llegaba, cómo me enteré? su hermano lo llamó y le avisó lo que estaba pasando; esa vez no me tiró pa’ la mierda, no, solo dejó de escribir. Y ahí…

Y ahí estaba yo, tapando el sol con un dedo para no enfrentarme al divorcio que estaba frente a mi nariz; o más bien, perdiendo lo poco que quedaba de mí en medio de un divorcio doloroso y decepcionante vs. una “relación” de amantes que me llevaría a tocar fondo. Me aferré a Esteban como mi “único” boleto de salvación y automáticamente en un acto de falta de amor propio, hice de él mi todo, tanto que dejé a Helenita y a Ana a un lado – y que sea este otro medio para agradecer a Helenita su incondicionalidad, porque sin ella no sé que hubiese sido de mi hija – porque lo único que yo quería era estar con él, día y noche, quería que él se enamorara de mi como yo juraba que lo estaba de él, pero solo tenía de lunes a viernes después del trabajo para…

Aún recuerdo la tristeza tan grande que sentía mi pobre Helenita, ella vivió enamorada de un mismo hombre por más de 35 años hasta que la misma vida se lo arrebató y ella sabía que Alan era el hombre que yo amaba desde los 15 años; no entendía esa indiferencia de él, así como tampoco entendía que me tenía tan emocionada, porque yo no podía disimular ni media. Alan se despidió de mi como “cuídate, disfruta, estamos hablando” y yo no aguanté y le dije que de corazón yo esperaba que esa indiferencia para conmigo, valiera tanto la pena, que yo en esos 4 días, le pedía a los angéles que me mostraran la mejor opción para nosotros y así salí de la casa, con un estado interior indefinido. Cuando ya iba de camino al punto de encuentro, casi que morí porque recibí un texto de Esteban diciéndome “Lo siento…

Esta parte de mi vida, debo dividirla en varios capítulos porque aquí se partió mi vida en dos, aquí fue donde quedé en el piso, destruída por completo, con una realidad frente a mis ojos y una falta de autoestima a la que jamás me había enfrentado. Puedo afirmar cada día, que ha sido el aprendizaje más grande de mi vida, en cuánto a relaciones y no sólo de pareja, sino también laborales y de amistades. Mientras estaba viviendo mi última crisis matrimonial con Alan, yo me había refugiado en dos amigos, compañeros de trabajo con los que yo compartía el 80% de mi tiempo, quienes se convirtieron en mi refugio y yo, en el refugio de uno de ellos, que tenía una relación tan apasionada con una chica menor que él que lo tenía sufriendo con cada desplante semanal que le hacia la novia. El otro, mientras tanto, me…

En el 2007 perdí a mi bis-abuela quien había sido para mí, papá-mamá-abuela-consentidora; la más tierna, la más hermosa y el día que ella partió, perdí un bebé que estábamos esperando con Andrés (no recuerdo si en el capítulo que hablé de él lo mencioné) y fue un año bastante fuerte para mí; pero el 2015 fue el año Master del aprendizaje. No imaginan cuántas veces lo recuerdo con una sonrisa nostálgica, pero sobre todo con gratitud. Ese año me separé de Alán y mi mundo se vino abajo, tuve amigos que estuvieron ahí limpiándome las lágrimas, que me acompañaban a embriagarme, que iban a levantarme de la cama, Vero siempre estuvo ahí, pero vivíamos muy lejos, entonces no podíamos vernos tan seguido, así que me refugié en un grupo de prácticantes de la agencia (casi 13 años menores que yo) pero los más incondicionales; me apoyaban para sacar todos…

Cuando era adolescente, era tan flaca que ustedes no tienen idea a todo el “bulling” al que me enfrente – que momentos gloriosos esos, que comía lo que fuera y jamás se notaba, ahora me como una inofensiva hamburguesa y quedo con barriga de conductor – y hasta noveno grado estuve en un colegio en el cual yo era una de las más pequeñas en edad, entonces la cosa era más pesada aún. Nos cambiamos de barrio y con eso llegó el cambio de colegio al cuál llegué con las uñas listas para defenderme, me decían “A” y yo decía “ABC” todos me caían mal, menos mi director de curso que estaba más bueno que el pan…. Ok, sin desviarme. Ahí, en medio de una Mia a la defensiva y chicas que querían hacerme el buen ambiente, conocí a Giovanny. Si hablo como una rata de ser humano podría decir…

A partir de mis 16 años algo empezó a cambiar, ya no se veía la vida tan color de rosa como antes, mi mal genio era una constante y ni hablar de cuántas veces al mes no podía controlar el llanto. Cuando conocí a Alán, – a los 15 recién cumplidos – mi autoestima estaba por el piso porque era tan flaca que ni los zapatos me hormaban y mi combo de amigas de la época eran lo contrario, todo se les veía sencillamente espectacular, lo cual aumentaba potencialmente mi inseguridad. Y aunque me avergüence, debo reconocer que Alán fue un impulso grande para mi, porque mi inicio en la relación con él, sumado a que mi grupo de amigas y yo teníamos cada fin de semana invitaciones a fiestas en casa – las mejores – me ayudaron a confiar un poco más en mí. Luego los chicos, empezaron a…

Cuando estaba en quinto semestre, había logrado conseguir mi primer trabajo donde podía aplicar todos los conocimientos de mi carrera, la felicidad y emoción no me cabían en el pecho; la agencia no era la más grande y el sueldo no era el mejor de todos, pero a quién le importaba eso, si con eso podía cubrir varios gastos y además aprender y aprender… no eran horarios fáciles y mis compañeros tampoco -sólo pensaban en rumbiar- y yo haciéndome la difícil; ponía como excusa la Universidad pero llegó un punto que definitivamente mi cuerpo no aguanto más y era elegir entre estudiar o conservar mi trabajo y rumbiar, así que como buena adolescente inmadura, elegí la segunda! Tomé la bruta decisión de aplazar el semestre con el buen “pajazo mental” que ahorraría, cambiaría de trabajo y tendría más tiempo y más tranquilidad para estudiar (no tengo nada que decir al respeto, se…