Y es que después de mi divorcio con Alán y mi ¨ruptura¨ con Esteban, quien fue el que claramente me mandó a la luna, porque mi incapacidad de tomar decisiones por mi misma y en pro de mi bienestar se apoderaba de mi, estaba convencida que había alguien que me pudiera querer como yo no era capaz de quererme, alguien que me reconociera, que le pusiera una curita para unir todos mis pedazos y claro, en consecuencia a mi necesidad, miedo y desespero, me metía con cualquiera.

Aquel personaje ni siquiera tiene responsabilidad en todo esto, la asumo yo, ¿por qué? porque fui yo la que tomé decisiones estúpidas pensando en que ¨tal vez con este si¨, y este chico (que para ser honesta, no recuerdo su nombre) era menor que yo ¡13 años! Ósea, ¿en qué carajos estaba pensando yo? de verdad, ¿un niño que estaba viviendo su vida universitaria, que no tenía ningún tipo de responsabilidad me iba a ofrecer lo que yo estaba buscando? es más, es que yo ni siquiera sabía lo que buscaba. Andaba como loca buscando ¨amor¨, esperando que Alán me pidiera perdón o que Esteban me dijera que ya había dejado a su novia por mí y que todo lo que habíamos vivido había valido la pena y que había sido importante para él; yo solo quería que alguien me dijera lo que yo quería escuchar, pero no era yo, era mi ego, diciéndome todo el tiempo ¿cómo es posible que nadie me quiera?

Lo conocí por una amiga en común, una amiga que se la pasaba conmigo únicamente los fines de semana, cuando yo no quería estar en mi casa y del desespero que sentía de estar conmigo, salía a darle final a la poca dignidad financiera que me quedaba, usando mis tarjetas de crédito, pagando la cuenta de mi amiga, y yo, con tal de coger la calle a ver si por fin salía de esa tristeza y encontraba un motivo para ¨arreglarme¨. Así que en una de esas noches de efervescencia, licor y baile, me lo presentaron, ¿qué si está bueno? buenísimo, y el niñito era bastante prometedor; ¿que si bailaba bien? de los mejores para la rumba, ¿qué si buscaba algo serio? claramente no! pero ahí estaba mi terquedad y yo, listas ante el cañón a jurar que él, por ser menor que yo, iba a terminar como esas historias de las canciones en donde el man enloquece de amor por una mujer mayor… No imaginas mi cara, no puedo conmigo al recordarlo… ¡ayy Mia, cuánto te amo!.

En fin, rumbeamos toda la noche, risas, carcajadas y demás, besito inocente al final de la noche e intercambio de números y con ello, el principio de la crónica de una muerte anunciada. Al otro día, claramente empezamos a enviarnos mensajitos inocentes, en los que yo pensaba que simplemente estaba pasando el tiempo como para desaburrirme, sin saber, que terminaría jugando con candela. Así que el niño, empezó a sacar toda su artillería, mensajes cómo… ¡buenos días! ¿ya almorzaste? ¿llegaste bien a la casa? …  – que esta es la hora que no entiendo ¿por qué carajos lo hacen? ¿por qué no dicen: mamita usted me gusta, me la quiero comer y hasta luego, le hacemos o no? y ¡ya! – nos ahorraríamos un par de lágrimas, unas ciento cincuenta decepciones y un millón de desconfianzas a la siguiente.

Pero vuelvo y reitero, no lo culpo a él de nada, no solo por su edad, sino porque el problema no era él, él vivía, él no solo era un niño en comparación conmigo, sino que yo estaba pretendiendo entregarle mi amor a cualquiera con tal de no estar más sola, con tal de no estar conmigo; yo estaba buscando en el afuera lo que yo no era capaz de darme yo y una vez más, como no aprendí, la lección se repitió.

No imaginas la mega engomada que me pegué con este niño, que solo quería tener una noche de pasión con una mujer mayor; que sus amigos lo vieran conmigo y por más que Arturo, Vero y unos cuantos amigos más, me lo advirtieran, ahí estaba yo como caballo solo mirando solo al frente. Después de varios fines de semana de rumba (que era el único momento en que nos veíamos), una noche, llegué al lugar de siempre con mis amigas y ahí estaba él, con su grupo también. Me ignoró toda la noche porque ese día, su grupo de amigos no era solo niños, sino también niñas y muy emparejados que estaban. Yo, super achantada toda la noche, tratando de aparentar que no me estaba doliendo el ego hasta el fondo, estuve amargadísima, sin embargo, a la hora de salir del bar y seguramente cuando la niña de su edad no se fue con él, me escribió y yo me devolví como una mega ¨hueva¨ – porque ya me había ido – y salí corriendo de una, pensando en que era mi momento, pensando en que acostándome con él, finalmente el niñito enloquecería de amor por mí. Nos fuimos para un motel – el cual no pagué, por más bebé que fuera – y cuando estábamos allá en medio del beso que va y viene, ¡no lo logré!, no logré pasar de los besos, de la ¨manoseadita boba¨ ¿por qué? Plegui, porque a la final yo sabía que eso no iba para ningún lado, porque tenemos el libre albedrío para decidir, tenemos nuestro instinto como guía, al que siempre ignoramos. Al final del día el niño no me inspiraba mucho, era yo buscando amor en cualquiera, era yo la que tenía la definición de esa palabra, en un concepto completamente erróneo, yo simplemente estaba vacía y me pegaba literal de cualquiera.

¿Qué si me arrepiento? La verdad es que no, son experiencias y tengo la certeza que si no las hubiera vivido, yo no estaría aquí, ni tampoco sería la mujer que soy en este momento, agradezco el momento en que lo viví, pero tampoco se me sale el corazón del orgullo. ¿Qué si en el momento me afectó? ¡Claro!, no solo porque al siguiente día yo estuve en boca de todo su grupito idiota de amigos, lo cuales a esta fecha, estoy segurísima creen que si tuvimos sexo, penetración y demás esa noche, sino porque al día siguiente, me sentía peor, me sentía más sola, más desmotivada con la vida. Mi aprendizaje sin dudarlo dos veces, fue entender que nadie me reconocerá, ni me valorará si no empiezo a darme ese reconocimiento y ese valor yo misma, sino tengo claro lo que quiero, para donde voy y todo lo que merezco el universo siempre me dará lo poco que yo crea que puedo manejar, cuando no sé para donde voy, cualquier bus me sirve.

_

Mia.

 

Autor

Escribir un comentario