En todo este proceso de aceptarme y quererme con lo que soy y con lo que hay, me he preguntado mucho, ¿por qué crecemos con la convicción de que para conseguir lo que queremos o lo que soñamos, tenemos que lucharlo y sufrirlo al máximo?, ¿por qué nos cuesta tanto fluir con lo que hay, y agradecer por las cosas buenas que llegan a nuestra vida porque si?; mi conclusión es que sufrimos mucho las cosas, las relaciones, las situaciones, no solo por falta de merecimiento, sino también, por miedo; aguantamos relaciones de mierda, por miedo a la soledad, por miedo a que nadie más como él llegara; y si lo analizamos, hacemos lo mismo con las amistades, con los trabajos, los negocios mal hechos, en fin.

Yo estaba en esa misma posición, pensando cómo me iba a casar tan rápido con alguien, que conocía realmente hace 4 meses, me parecía una locura, además, siempre nos hemos metido en la cabeza que debemos durar con una persona no sé cuantos años, para pensar en matrimonio; sin tener en cuenta que el tiempo es tan, pero tan relativo, que así como conozco parejas que se casan a los tres meses – como yo – conozco parejas que duran 5 o 10 años juntos y al casarse, se separan al año, entonces no quería dejar que esta creencia tomara esta decisión por mí.

Debo reconocer que fue una noche muy especial, además única, porque Alán jamás me dio anillo de compromiso ni nada por el estilo. Pero el miedo se apoderaba de mí, como te dije, pensaba mucho en él, no había imaginado casarme con alguien más que no fuera él, pero con todo y los 10 millones de pensamientos que se me pasaron en ese momento por la cabeza, salió de mi boca un “Yes, I do” – ufff mucho inglés el mío -. Abrazos, beso y demás cerraron con broche de oro la noche y al siguiente día la felicidad de Ana y Helenita, estaba fuera de lo normal, es más, creo que ellas estaban más felices que yo, – sin exagerar -, pues Helenita sintió inmediatamente que esté seria para mí “un nuevo comienzo”, aunque ninguna de las dos teníamos la certeza de que yo estuviera lista para tanto.

¿A que carajos volvería a Colombia? ¿A empezar de nuevo allá, ya que desde calzones en adelante tenía que comprar? Ya tenía el amor de nuevo, y con él, una nueva oportunidad para comenzar de nuevo, así que por más que mi merecimiento no me dejara tomar acción, me lance de cabeza a crear una nueva vida, aunque no imaginaba todo lo que se venía junto con esa decisión.

Nos casamos en la corte, un 17 de abril, Will y yo empezamos a salir formalmente, el 17 de diciembre del año anterior, imaginate la locura, a los 4 meses, yo ya estaba firmando el acta de mi segundo matrimonio, era eso, una nueva ilusión, pero al mismo tiempo, una completa locura, que como saldría?, estoy segura que nadie lo sabía, pero al menos fe y amor había.

Fue un día muy bonito, muy significativo, no más de 15 invitados y un almuerzo después de la corte, brindis, fotos, y un par de cócteles más; salimos de allí, para un hotel en Disney, donde estuvimos 5 días y 4 noches, con entradas a los 4 parques, lo cual también fue una experiencia muy bacana, yo ya conocía los parques, pero siempre íbamos toda la familia, con niños y demás, es otro cuento ir en pareja, además que en el resort, nos dieron orejitas de Mickey y Minnie de matrimonio, marcadas con nuestros nombres, entonces en los parques, muchos desconocidos nos felicitaban y nos deseaban cosas lindas; compartimos, nos desconectamos, hoy te puedo decir que fue una luna de miel muy especial.

Tú puedes creerlo que el día anterior a la boda, yo me quedé en casa con Helenita y Ana, mientras Will se quedaba en casa de su mejor amigo, por lo tanto, él se llevó mi maleta de luna de miel en el carro, y yo en casa de mi amiga, solo tenía el vestido y los zapatos, pues, adivina quien olvido llevar ropa interior? Yo! Mariqui, me casé literal sin calzones y sin brasier, menos mal mis senos son pequeños y nadie lo noto, pero si no fuera por el vestido, no sé cómo hubiera sido esa locura, además que no tenía tiempo de ir hasta una tienda y comprar, me di cuenta en último momento, después del respectivo maquillaje y peinado, así que o nos íbamos sin cucos, o perdíamos la cita en la corte, prioridades, que llaman.

Ana estaba tan feliz, esos ojitos le brillaban y eso no me quitaba la sonrisa de la cara, pero si tú me lo preguntas Plegaria, con todo el corazón y con honestidad, algo en el fondo de mi corazón, no me permitía sentirme al 500%, y hoy que lo pienso, creo que pudo ser por 1 millón de razones o por ninguna, solo por inseguridad, por miedo, no lo sé, pero ya estaba hecho y no quedaba más que confiar y seguir adelante; ambos sabíamos que no seria fácil empezar de nuevo, sin nada, no teníamos ni un colchón para dormir, pero tampoco era una opción vivir todos amontonados en casa de mis papás, pero Will estaba tan ilusionado y enfocado en construir familia, que me contagiaba de esa energía, pues aunque fuera todo un reto, estábamos juntos en la misma página, ¿quien podría detenernos?, ya tengo la respuesta, nosotros mismos.

Mia

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