Aún recuerdo la tristeza tan grande que sentía mi pobre Helenita, ella vivió enamorada de un mismo hombre por más de 35 años hasta que la misma vida se lo arrebató y ella sabía que Alan era el hombre que yo amaba desde los 15 años; no entendía esa indiferencia de él, así como tampoco entendía que me tenía tan emocionada, porque yo no podía disimular ni media.

Alan se despidió de mi como “cuídate, disfruta, estamos hablando” y yo no aguanté y le dije que de corazón yo esperaba que esa indiferencia para conmigo, valiera tanto la pena, que yo en esos 4 días, le pedía a los angéles que me mostraran la mejor opción para nosotros y así salí de la casa, con un estado interior indefinido.

Cuando ya iba de camino al punto de encuentro, casi que morí porque recibí un texto de Esteban diciéndome “Lo siento pero no voy a poder viajar con ustedes” …. me podrán imaginar, casi me muero!!! Pero el pobre no sabía a que clase de sicópata loca le estaba diciendo no; así que más o menos enloquecí y me las ingenié para que nuestro amigo en común que se había inventado el plan, lo convenciera como fuera y así fue. Días después, me enteré que era lo que lo había hecho dudar del viaje, pero en ese momento solo importaba que horas después ya había logrado mi cometido, mi chico y yo ya ibamos rumbo a unas vacaciones con “alcahuete” a bordo.

Fue una mezcla extraña de emociones; por un lado, no quería que pasaran los días, era como si estuviese en otra dimensión; pero por otro lado, pensaba en la indiferencia de Alan y en cómo le importaba un pepino que yo estuviera lejos de casa – dolía como un putas – y por otro lado, me estaba metiendo en un callejón sin salida, porque a pesar de lo bueno que la estábamos pasando, Esteban la tenía clara, hablaba por teléfono y de su novia con toda la normalidad del caso; pero como el puto capricho y la terquedad le puede más a una, entonces empecé – como pendeja – a justificar mi metida en ese “hueco” de ser la amante, de tener amante y de ganar la partida doble. Grave error!

En las tres noches, cuatro días, dormimos juntos, salimos juntos a conocer, bebimos, rumbiamos y pareciamos “novios” pero me temo que la única que se estaba permitiendo sentir algo, era yo. Decidimos viajar un día antes de lo previsto, porque era festivo y temíamos al retorno, pero también, porque el motivo que casi me deja sin paseo, forzaba a Esteban a regresar. Cuando llegamos, en el terminal, Esteban hizo un grupo en WhatsApp con Luis y yo – así, o más señales de que erámos amigos para pasarla bien? – y fue por ese medio que me enteré. En el bus de regreso, parecíamos un par de melcochas, nada más importaba, pero cuando llegamos al terminal, mi burbuja explotó – literal – y ví como después de 4 días de conexión, sexo y risas, Esteban iba camino a la casa de su novia. La razón por la que tenía tanto afán, era porque su novia llevaba 8 días sin que le llegara el período y ella le había pedido que ese fin de semana estuviera con ella para hacer la prueba, la cual dos días después salió negativo, pero era evidente de que yo tenía que salir corriendo de allí. Obviamente, me hice la pendeja y seguí pegándome de la sonrisa, de sus mensajes o su forma de besarme para justificarme continuar.

En casa mientras tanto, Alan me recibió como si nos hubiéramos visto dos horas antes y en la noche de ese sábado, decidí invitarlo a caminar (nos encantaba caminar en la noche) y que habláramos – tal vez era el remordimiento de conciencia o la esperanza de que pudiéramos recuperar lo que estábamos tirando a la basura – y esa noche, decidí dejar esa “aventura” a un lado y luchar por mi matrimonio, mientras Esteban estaba haciendo lo que debía hacer, estar con su novia.

Al día siguiente, yo la más dedicada al hogar, junto a Alan, aunque él estuviera de cuerpo pero con la cabeza en otro lado.

Empecé la semana con mucho optimismo y convencida de que mi matrimonio mejoraría y que Esteban solo sería un enviado de la vida para darme cuenta de que aún tenía fuerzas para luchar por nosotros, así que me fui para la agencia enfocada en mi trabajo y decidida a limitar mi relación con Estebitan exclusivamente a lo profesional; pero algo cambió en cuestión de 10 segundos porque antes de mis reuniones de los lunes, fue cuando recibí el correo de una de las dos chicas con las que Alan estaba saliendo y todo el resto que ustedes ya saben, se me desplomó todo, solo pensaba que me lo merecía por “perra” y curiosamente al único que quería ver y contarle que mi vida se había acabado era a Esteban y así fue, ahí estuvo él, secando mis lágrimas, obligándome a comer, aconsejándome y haciéndome sentir no solo importante, sino también “algo bonita” porque después de Alan y “sus chicas”, sobre todo la menor, mi autoestima estaba… jumm cuál autoestima, no estaba! pero eso sí, la incondicionalidad de Esteban desaparecía cada fin de semana cuando se iba para la ciudad a quedarse con su novia.

Pero yo – egoísta, vagabunda, zorra y todo lo que quieran – no estaba dispuesta a dejar ir lo único bueno que me estaba pasando en ese momento, así que me obsesioné y semanas después de mi fracaso matrimonial, junto con un par de salidas a comer, tomar tinto después del trabajo y unas cuantas cervezas, decidí quedarme con él para “siempre” y aprovechar que Esteban estaba conmigo 5 de los 7 días de la semana y ella lo tenía solo los fines de semana.. así o más perra?

Así que enloquecí por hacer un plan diferente todos los días después del trabajo o trabajar juntos en mi oficina hasta tarde, el todo era ganar tiempo con él para “enamorarlo”. Horriblemente, no entendía el significado de la palabra FLUIR y todo lo forzaba, los planes, los encuentros, las llamadas … puse mi corazón en las manos de él para que hiciera lo que él quisiera, lo ven? error tras una serie de errores.

NO me siento para nada orgullosa de todo esto, lo que viví a raíz de esa “mala” decisión ha sido de las cosas más degradantes que yo como mujer me he permitido y la pongo entre comillas, porque hoy en día, estoy convencida de que las cosas pasan como tienen que pasar, que el “si hubiera” no existe y que cada experiencia, por más dolorosa que sea nos ayuda a evolucionar, el error no es error si se aprende, es error si te empeñas en repetirlo.

Autor

Escribir un comentario