Cuando era adolescente, era tan flaca que ustedes no tienen idea a todo el “bulling” al que me enfrente – que momentos gloriosos esos, que comía lo que fuera y jamás se notaba, ahora me como una inofensiva hamburguesa y quedo con barriga de conductor – y hasta noveno grado estuve en un colegio en el cual yo era una de las más pequeñas en edad, entonces la cosa era más pesada aún. Nos cambiamos de barrio y con eso llegó el cambio de colegio al cuál llegué con las uñas listas para defenderme, me decían “A” y yo decía “ABC” todos me caían mal, menos mi director de curso que estaba más bueno que el pan…. Ok, sin desviarme. Ahí, en medio de una Mia a la defensiva y chicas que querían hacerme el buen ambiente, conocí a Giovanny. Si hablo como una rata de ser humano podría decir que el tipo, nada que ver, si yo era flaca el era un suspiro, sufría de acne y estaba entre el grupo de las “morronguitas” entonces simplemente yo lo ignoraba. Pasaron los meses y yo ya tenía mi grupo de “amigos” en los que claramente él no estaba pero yo era la “popular” por lo grosera y contestona “creo” que hablaba con todos. Empezaron las fiestas en casas y él en una muestra de valentía me dijo que yo le gustaba; obviamente lo ignoré, pero estoy tan segura que a todas las mujeres nos cambia el chip cuando sabemos que hay un “idiota” al que le gustamos; y digo idiota entre comillas porque sino nos gusta, eso termina siendo para nosotras.
Luego de unos meses, él se cuadró con una chica de su combo, lo cual, ahora que lo pienso me pegó un poquito en el ego porque en realidad jamás me imaginé con él. Vacaciones, terminó el año, luego de estar entre las 5 peores del curso resulté en Segundo puesto, mi director de curso papasito me amaba y en fin, empecé con Alán. Al siguiente año, Alán se había ido a estudiar y Giovanny fue el que me limpió cada una las lágrimas que derramé, él estuvo ahí cuando me pegaba las borracheras de la vida extrañándolo y demás, pero a pesar de que él fue una de las personas más incondicionales en mi vida, no podia verlo como hombre, no me gustaba, a pesar de que muchas veces sentí impulse de besarlo.
Pasaron los años, mi relación con Alán – que ustedes saben que duró en mi vida intermitentemente por casi 18 años – Andrés, Pepito y Juanito, entre otros y ahí estaba Giovanny, buenos amigos, nos pasaban los años, nos distanciábamos y volvíamos a vernos, – le debo unas cuantas botellas de vino y cervezas – nos contabamos todo, tristezas, alegrías, procesos de la vida, triunfos, pérdidas, relaciones, tusas, sexo.. en fin!
Y con los años, me gustaba mucho hablar con él, sentir incondicionalidad de alguien no tiene precio, entonces empezaron a llegar el beso va, beso viene – y debo reconocer que el tipo besaba D E L I C I O S O – pero no imaginaba nada más, deseo sexual de mi parte no había ni mucho menos mariposas en la barriga.
Cuando me casé, él decidió alejarse, obviamente; cuando quedé en embarazo de Ana, me bloqueó de todo lado – entendible – pero siempre terminábamos en lo mismo, viéndonos, tomando vino, hablando de nuestra vida y besándonos. Él, obviamente, también tenía su vida – no crean que solo esperaba por mí – y aunque no me lo crean, el tipo era un perro de mierda, super mujeriego, no era solo yo. Encontró a una chica que sé que lo quería muchoooo, tuvieron una niña y honestamente sentí mucha alegría por él.
Pero las cosas cambiaron cuando Alán y yo nos separamos. Como siempre les he contado, para mí el año 2015 no fue el mejor y entre todo lo que pasé, volví a contactarme con él y no recuerdo por qué, imagino que simplemente le escribí… ahhh ya lo recuerdo, yo estaba mega ultra destruida por que se me juntó el divorcio con una de las estupideces más grandes de mi vida, mi pérdida de dignidad y un par de cosas más y llegó el cumpleaños de su hija, así que lo felicité – como siempre, ahí estaba para mí – y esa vez decidí ser la “amante” porque a pesar de que él estaba pasando por una crisis en su relación, aún estaba con la mamá de su hija (su relación más larga y estable).
Soy una persona común y corriente, con millones de defectos y miles de miedos más, pero no soy un mal ser humano, pero esta parte de mi vida, aún me hace darme palo de vez en cuando porque las cosas se presentaron de una manera que jamás imagine y sobre todo, causé un daño que una parte de mí aún no se perdona.
Giovanny empezó a ir más seguido a mi casa – Helenita y Ana lo conocían desde antes como un gran amigo desde el colegio – entonces no era una novedad que fuera, pero lo que se volvió novedad fue tan seguido que iba. Empezó a perdérsele a la mujer más seguido y un amigo de él le ayudaba con esas escapadas. Sus peleas con la chica en cuestión aumentaban y mientras tanto yo, me sentía más y más insegura de querer estar con él. Pasó un mes largo y llegó su cumpleaños; y les juro que yo no sé ni en qué estaba pensando ni qué estaba sintiendo pero enloquecí ese día y le pedí que se escapara conmigo para sorprenderlo; Veronica me ayudó, me prestó su apartamento, le cociné, le decoré todo el apartamento, cada detalle, cada cosita por mínima tenía algo diciéndole que lo quería, que quería estar con él. Notan lo mala consejera que es la necesidad? La inseguridad y la soledad mal manejada?
Obviamente, un chico que estaba enamorado de mi por más de 12 años, ve una cosas así, pues enloqueció de amor y decidió un mes después separarse y empezó a proponerme millones de planes a futuro, lo cual me espantó más.
No me pregunten como fueron mis tres encuentros sexuales con él porque el primero y el segundo yo estaba tan borracha que por más que me esfuerce, no puedo recordar mucho, y la tercera vez, yo estaba tan consiente, que me pareció tan maluco que me impresionaba de mí misma porque no sentí nada! Literal.
Llegó diciembre y yo ya tenía programado viaje para estar con mi familia, hermanos, cuñados, sobrinos y estaría fuera por dos meses, y ustedes no saben, yo no hallaba la hora de irme; me sentía tan absorbida y tan confundida que en lo ultimo que pensaba era en el daño que estaba causando – qué tal ese nivel de egoismo, ah? – pero bueno, ahí estaba yo, forzando la cosa, no era capaz de parar las cosas por puro y físico miedo. Empezaron los celos por parte de él, peleas y discusiones porque era un man absorbente – y no lo culpo, porque muy seguramente, jamás le transmití seguridad – quería que nos vierámos todos los días, me pedía amor que yo no tenía de donde sacar y yo sólo pensaba en irme.
Empecé con un dolor fuerte al lado derecho del vientre que fue aumentando con los días y que nos empezó a preocupar, especialmente a Helenita quién le pidió a Giovanny que me llevara de emergencias al hospital; y yo con ese dolor tan fuerte que no se quitaba en ningún momento le seguí la cuerda. Fue allí donde entendí que un método de planificación no te puede garantizar que puedes quedar en embarazo – o por lo menos las píldoras que yo tomaba en esa época así me lo enseñaron – mi dolor era un embarazo ectópico que sino operaban ya, me podría causar hasta la muerte. Helenita jamás se enteró de eso, aún cree que tenía un “quiste” muy grande, con qué cara le decía que soy una imbécil irresponsable. Por supuesto, Giovanny estuvo ahí, todo el tiempo, sin importarle nada más y así pasé mi recuperación hasta que llegó el tan anhelado día, el día del viaje.
Giovanny estaba muy triste y yo estaba con un estado interior indefinido, solo quería huir, creo que no solo de él, sino de mi realidad. Cuando llegué a la casa de mi familia, fue como si me hubieran borrado el chip de lo que estaba pasando con él; ya no sentía nada, ni siquiera de escribirle ni menos contestarle una llamada, sus mensajes no se dieron a esperar, me buscaba por todos los medios y el 31 de diciembre me envió un e-mail que me estrelló contra el mundo y fue ahí donde entendí el dolor tan grande que le estaba causando y que ya no tenía reversa porque yo tampoco encontraba dentro de mí el amor que él me pedía. Conocí a alguien allá y Giovanny me tenía tan vigilada que encontró el perfil de ese man y se dió cuenta que tenía un par de fotos conmigo. Ahí llegó otro e-mail en el que me pedía que me alejará para siempre, que me había amado como a nadie y que no quería saber nada más de mí. Yo podía sentir el sufrimiento en cada una de sus palabras, pero ya era tarde.
Aún pienso en él de vez en cuando y le envío mucha luz y muy Buena energía porque se merece cosas muy buenas, por mi parte, aún trato de perdonarme; porque aprendí a que si las cosas no fluyen no hay que forzarlas – sin importar qué – pero sobre todo, aprendí a elegir cosas y personas para mi vida sin necesidad, sin miedo; si amas, amas! Si te aman, disfrútalo y sino, ámate tu y alejate. Decir por miedo a la soledad, jamás será la mejor opción. Decir las cosas que sientes con serenidad y sobre todo con la verdad asumiendo las consecuencias, siempre será la mejor opción.