agosto 10, 2015 Cuando me di cuenta, Alan ya estaba con sus maletas en la puerta, por segunda vez. El vacío que se sentía era una mierda, pero yo siempre tuve la estúpida esperanza de que él se devolvería a decirme que lo sentía tanto o más que yo, y que haría lo que fuera necesario para estar a mi lado. Pero, ¿acaso no era evidente pedirle que se fuera? Es irónico ver cómo en tus narices se derrumba todo lo que has logrado, a veces me pregunto qué hubiera pasado si yo hubiera actuado diferente, pero no, no puedo poner en mis hombros toda la responsabilidad de una relación, de una familia y controlar los actos de los demás, eso es un capricho pendejo que aún me cuesta entender y evitar. Años después, pienso en que lo vivido me ha servido para crecer como ser humano y evolucionar, pero…
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