Regresamos a Colombia en enero de 2016, después del mes de vacaciones con mi familia, me sentía bastante recargada. Si bien ya no sentía el mismo desespero por buscar pareja, y ya estaba dominando poco a poco el miedo a la soledad, siempre estaba presente el cuestionamiento de “alguien llegará?”, “será que podré tener un compañero de vida?” pero me hacía la loca para no enfocar toda mi energía en eso. Empecé a estudiar un par de días en la semana en la noche, estaba trabajando muy enfocada con Vero y estaba super dedicada a importar accesorios y contraté un señor que prestaba servicio de mensajería de manera independiente, eso me daba la posibilidad de vender online y enviarlos a domicilio, así que no había mucho tiempo para una pareja. No puedo negar que muchas veces pensé en la posibilidad de que tal vez con el pasar de los meses Alán volviera, sobre todo cuando lo tenía que ver cada quince días cuando iba al apartamento a buscar Ana, pero a la vez, me llenaba de fuerza verlo a él tan parado en la raya de que solo teníamos para compartir nuestra hija en común, y me decía a mi misma, si él puede, si él cerró nuestro capítulo y siguió con su vida, yo también puedo hacerlo, por lo tanto eso hacía, seguir.

Tenía que concentrarme y aprender a estar conmigo, debía encontrarle el gusto, pues mis compañeros de vida del 2015 ya no estaban tan presentes. Arturo y yo ya no trabajamos juntos; Eduardo, Lau, Stefani ya estaban en la universidad y estaban en otro momento de su vida, el tiempo era mucho más limitado; pasamos de vernos todos los días, a vernos una vez al mes y eso, que cuadrando los tiempos que no era nada fácil… por lo tanto, al final del día era yo conmigo, nada más, y cuando eres putamente dependiente de todo y de todos, pues el proceso se complica y duele el doble; así que no tenía muchas opciones, o tomaba ese toro por los cuernos, o enloquecía buscando afuera lo que no era capaz yo misma de darme. Y te tengo un secreto, que ya no está tan guardado; cuando estás viviendo procesos internos, cuando estás viviendo el día a día conociéndote, interiorizando, llega la vida, te pone nuevamente situaciones similares, solo para ponerte a prueba y comprobar si fuimos lo suficientemente capaces de aprender la lección y no “cagarla con lo mismo nuevamente”, de eso nadie se escapa, y por lo general, la vida, se porta como una maestra de matemáticas medio bruja, que cuando no le demuestras que aprendiste, pues el siguiente examen, te lo pone el doble de peludo. Así, fue que entendí, que no podía seguir pidiéndole a la vida una pareja, novio, amante o lo que fuera, porque antes de mitad de año, ya me había tirado el examen.

Salí a tomarme algo con Lau, después de varias semanas sin vernos, yo estaba muy tranquila, adelantando cuaderno con ella, cuando apareció Esteban con su mejor amigo al mismo lugar, y claramente mis nervios llegaron al ataque; sin embargo, traté de mantenerme, pero él no, entonces fue él y su amigo a sentarse con nosotras. ¿Qué debía hacer? Pues decirle que no, decirle que era noche de chicas, que no teníamos mucho para hablar y que no sentaran en nuestra puta mesa, pero se me salió lo ofrecida, no puse límites y claro, casi que les traigo las sillas y se las limpio para que se sintieran más cómodos. ¡Bailamos, bebimos y cuando salimos de allí, todavía les propuse que la siguiéramos en otro lado – ósea!!!! – pero ellos olímpicamente me sacaron el cu/*9; al despedirse, el muy cretino me dice que por favor le escribiera cuando llegara a mi apartamento, que me quería mucho y que le encantaba verme, entonces yo más me demore en entrar a mi habitación que escribirle que ya había llegado y que ojalá nos viéramos pronto, mensaje el cual quedó en VISTO! Yo también me hubiera dejado en visto marica, que loca y que intensa; ahí estaba el nuevo examen de la profe de matemáticas, en el que debí haber aplicado lo aprendido, y no lo hice, entonces me lo tiré, reprobé el examen y aunque me costó mucho, semanas después, me perdoné, no había más que hacer, pero, ¿ves cómo funciona la vida?.

Mientras tanto, Will (el gringo amigo de mi hermano que había conocido en Orlando en diciembre), seguía constante con sus mensajes, y aunque a punta de Google Traslade, su interés era notorio. Cuando un hombre realmente está interesado se nota mucho, las señales son evidentes, y cuando no lo están (como en el caso de Esteban) también; solo que la mayoría de veces buscamos la manera de justificar acciones y la falta de ellas, con tal de “intentarlo” con tal de “no perder” y nos pegamos de cualquier cosa, en vez de estar claras y saber retirarnos a tiempo -pero eso es otro tema- el punto, es que Will si mostraba muchas intenciones, no solo de conocernos más, sino de formalizar algo, siempre me dijo desde un principio, que quería algo real, que quería una familia, que era algo con lo que soñaba y que aunque su última experiencia lo había dejado muy roto por dentro, aún guardaba la esperanza de encontrar a la indicada; en mi caso, no era así, en mi caso, me cuestionaba mucho si estaba preparada, pensaba mucho en Alán, era la persona con la que había planeado toda mi vida, incluso mi vejez, pero tampoco quería negarme una nueva oportunidad, así que mientras Will la tenía clara, yo no era ni blanco, ni negro, -primer error, en una serie de errores-.

Nos vimos en el siguiente diciembre de 2016, en que volví a viajar a Orlando para las vacaciones de fin de año, y nuestra primera salida fue más bien familiar, porque mis hermanos, mi cuñada, mis sobrinos, incluso Ana fueron con nosotros, pero porque el plan era así, éramos nosotros más Will, además, de que tanto podíamos hablar, si mi inglés no era básico, sino “basiquisimo”. De esa salida qué te puedo decir, lo que más me impresionó, fue impresionante el click que Isabella hizo con Will, además de que a él le encantan los niños, entonces se imaginaran. Me sentía algo nerviosa, pero no sé si me podía más la curiosidad o la desconfianza de abrirme de nuevo. Tuvimos a la semana siguiente nuestra primera salida juntos, solos … Mi hermano, le había dado algunos “tips que podría aplicar con una mujer latina, como tener la emisora del carro en español y abrirme la puerta al subirme y bajarme del carro. Me sentía muy nerviosa, pero las mariposas en el estómago aún eran larvas y no las sentí. Conversaciones limitadas por el tema del idioma y el celular activo con el traductor, quien fue mi testigo de mi mala experiencia combinando Pretzel con mostaza, que por mi ignorancia y pena al decir no, o no entiendo, según él era una combinación maravillosa y yo solo dije “ok”; ahí estaba yo embalada esperando a que él mirara a otro lado para ir tirándolo al lago de a pedacitos. De ahí en adelante, cada noche, Will me invitaba a cenar en lugares diferentes, o me invitaba a casa de sus amigos, a conocer más de él, de su vida solitaria, pero acompañada a la vez de amigos de infancia que aún conserva y los cuales son intocables para él; así estuvimos por dos meses, saliendo casi todas las noches y los domingos en más plan familiar; fue en ese ritmo de vida, donde aprendí a comer muchas cosas que jamás pensé, y ni siquiera porque estuviera en modo “ven y exploremos el mundo” sino porque con el idioma, me metía unas estrelladas a la hora de ordenar lo que quería comer, que por pena y buena impresión, solo me quedaba callada y comía desde lo más picante y crudo, hasta la verdura más maluca o la anguila más amarga. El gringo promedio no tiende a llenar a la mujer latina de regalos, es más, son bastante desconfiados con el tema de que nosotras solo los queramos usar por su “dinero” porque venimos de un país “tercermundista” o por los documentos para hacernos legales en su país; pero si son de invitaciones, a comer sobre todo, ya que para aquello del baile, bastante negados si son.

Will tiene descendencia tanto latina como irlandesa por parte de mamá y papá, y Florida de por sí es un estado bastante latino, así que tanto la comida como la música son de todo su gusto. Por lo tanto, dedicamos los dos meses, que tenía yo previsto estar en Orlando, a conocernos mucho más. Yo estaba ayudando a mi hermana en su trabajo y ella me pagaba por eso, así que mi pensado era volver a Colombia con algo de dinero y continuar con mi vida, dejando que las cosas fluyeran sin presión de nada; pero una cosa es lo que tú tienes en mente, y otra muy diferente es lo que el destino o el universo tienen planeado para ti; muy bien dice un amigo “tú haces planes y Dios se caga de la risa”, pues creo que mi Dios estaba orinando sus pantalones de las carcajadas porque todo se dio totalmente diferente a lo que yo tenía pensado, es en historias como esta, en las que tú dices, a la final, el tiempo vale huevo.
_
Mia.
Autor

Escribir un comentario