La relación de Paula y John empezó cuando ella tenía aproximadamente 23 años, ella trabajaba con un primo en las mismas oficinas donde trabajaba una tia muy querida de ella y este man empezó a hacer negocios con ellos, así que John iba seguido a la oficina por temas laborales. Un día x, el tipo se le acercó y le “picó el ojo”, obvio la reacción de Paula fue ponerse roja y muy nerviosa, todo el mundo lo notó y desde ese día él se puso en forma a coquetearle. Ella sabía por comentarios de su tia, que él se acababa de separar de su esposa con la que tenía un hijo de un añito – para ese entonces – pero, eso no es un impedimento, ¿o si?.
Entre tanto trabajo, se quedaron solos en la oficina (que casualidad) y allí, con un piropo barato, se dieron su primer beso y la vaina se compuso. Ella estaba muy ilusionada y metida en su relación con el man, obviamente Paula, por ser la menor en su trabajo, la cuidaban mucho, así que todo era a escondidas y pese a que todos le advertían que en cualquier momento podría volver con su esposa y que todos estaban en contra de la relación, pues ella más enamorada y sorda ante todo pronóstico -típico-; con el pasar de los meses, el trabajo con su primo se acabó y Paula y John empezaron a trabajar de manera independiente juntos con unos ahorros que Paula tenía; se le medían a todo, desde anchetas hasta empaques para químicos, pero las cosas dejaron de andar “tan bien” cuando él le pidió a Paula que invirtiera un dinero que ella tenía, para que hiciera un “negocio prometedor” con un tio de John, pero la venda de los ojos a Paula no se le caía, al contrario, se le ajustaba bastante bien y no lograba ver que le estaban acabando hasta con el capital, así que ella tuvo que buscar un trabajo más estable, porque efectivamente, los emprendimientos no dieron tanto fruto. Por su parte, John entró en una crisis ecónomica degradable, así que se vió forzado a buscar trabajo también.
Pero los padres de Paula no tardaron mucho en darse cuenta que ella estaba con esta bellezura de hombre, así que el papá de ella, en un acto de desespero y preocupación – con algo de sexto sentido – le consiguió un trabajo a ella en otra ciudad, ¿pero quién no es una hueva tragada? así que la distancia no era un impedimento y se veían cada 8 o 15 días. Después de unos meses, ella sentía que algo no andaba bien y de tanto buscar, pues encontró y se dió cuenta que nuestro hermoso John, andaba con una mujer casada y el esposo de esta chica, no fue tan pasivo como Paula y al darse cuenta, le hizo el reclamo a John e intentó arreglarlo como “machos” a los golpes y en ese orden de ideas, a Paula no le quedó más remedio que alejarse de él, aunque estoy segura, que si él se lo hubiera pedido, ella hubiese seguido a su lado.
Pero John, como todo un amante responsable – nótese mi sarcasmo – decidió irse a vivir con esta chica a la casa de sus papás y hasta ahí Paula supo de él, o por lo menos eso creíamos. Unos años atrás, Jonhcito había tenido un accidente de tránsito en otra ciudad, en la que lastimosamente – y esto si lo digo serio – murió una chica del otro vehículo, la cual era hermana de un policía y a él le estaba corriendo todo el proceso, entonces justamente para esos días que ellos no estaban juntos, se le cumplieron términos y lo capturaron. Desde la cárcel, apareció en la vida de Paula de nuevo y lo más de lindo, le dijo que quería que ella fuera la primera en saber lo que le estaba pasando, más de buenas él, que Paula en los meses que estuvo alejada de él, no logró encontrar ni su dignidad ni su autoestima, así que hasta allá llegó a visitarlo.
Ella muy metida en su papel, fue a verlo, enamorada, bastante ciega y comprometida con la causa, le llevó unas cosas que estaba necesitando y decidieron intentarlo de nuevo sin importar las circustancias. Pero de un momento a otro, el tipo se le perdió, ya no llamaba ni tampoco respondía las llamadas al celular donde ella se podía comunicar con él. Después de tres meses, él la llamó, le dió la gran noticia de que ya estaba libre y que después la llamaría; obvio ella, la mujer más comprensiva, lo tomó con calma y pensó que ese día necesitaba organizarse, ver a su hijo y que en un par de días, la llamaría para que estuvieran bien y todo sería un sueño cumplido.
Pero pasaron tres días y Paula al ver que él no aparecía, decidió llamarlo y le dijo que ¿qué había pasado?, que ¿cómo estaba? y que ¿por qué no había aparecido?, a lo que este príncipe respondió “yo estoy con mi esposa y con mi hijo, por favor no me molestes más”, pues su ex esposa – otra pobre víctima de este malparidito – se había conseguido el dinero para pagar el acuerdo y eso lo había hecho “recapacitar”, así que estaba enfocado en estar con su familia, que buen hombre!.
Exactamente, 7 meses después, para el cumpleaños de Paula, Jonhcito más lindo, se acordó y la llamó, pero mientras escribo esto, me pregunto, ¿quién era más lindo?, si él por acordarse del cumpleaños de mi amiga, o ella por aceptarle la llamada y de paso la invitación para que se vieran. De dicha invitación, solo quedaron maravillosos recuerdos, porque él le dijo que la extrañaba tanto y que el tiempo en la cárcel y sin ella, le habían servido para darse cuenta que él lo que quería era estar con ella, así que le propuso un “empezar de 0″… ahh eso suena tan bonito, tan de novela, demasiado lindo como para ser real; pero más irreal, es que Paulita le dijo que SI, par de bellos!.
Pasó un año, donde todo increíblemente funcionó, todo olía a una relación estable, llena de confianza, y como buena relación, estaban el uno para el otro, sin importar las circustancias, así que como John, una vez más había perdido su trabajo, pues Paula, estaba ahí para apoyarlo. John muy proactivo, empezó a “rebuscársela” pero no podía solo, así que ella, con tal de apoyarlo, le prestó más dinero para que este pobre hombre pudiera salir adelante. Tomó un préstamo para que él empezará un negocio de renta de lavadoras, y esa platica, se perdió; tenía que comprarle los útiles escolares al hijo y pues como no tenía de donde, ella de manera incondicional, le prestó unos anillos para que los empeñara y pudiera cumplir con los compromisos con su hijo… jumm, ni más de los anillos, ni hablar de la tarjeta de crédito de ella, vendió sus cosas, se seguía endeudando, porque el afán de sentirse ayudándolo, podía más que cualquier grado de coherencia.
Pero entre tanta “abnegación e incondicionalidad”, ya sexo no se veía por ahí, ni siquiera una cogida de teta, pero ella no le prestó mucha atención a eso, porque él le había dicho que se casaran y solo de pensar en esa gran ilusión, pues ¿qué podría estar mal?.
Entre otro de sus maravillosos inventos de negocios, la usó para que se hiciera pasar como clienta en una empresa, para averiguar la fórmula de un producto que él aseguraba, sería la solución a todos sus problemas ecónomicos y así podrían acelerar el proceso del matrimonio. Adivinen…! el tipo la dejó tirada en plena empresa la cual quedaba en el culo del mundo.
Ella me dice que ese día, fue como si le hubieran quitado la dichosa venda de los ojos. Aunque el tipo la siguió buscando, finalmente Paula entendió que era preferible enfrentar el dolor y la soledad, a vivir así, en un círculo vicioso, pero esta es la hora en la que yo me pregunto, ¿más o menos cuántas cagadas tienen que hacerme para convencerme de lo mucho que valgo y de todo lo que merezco? ¿qué necesito para poner límites en mi relación desde el principio, sin miedo, ni temor a que se acabe? ¿acaso no es más duro estar en una relación así, que estar sola?.
Gracias Paula por permitirme contar tu historia, definitivamente no hay peor ciego, que aquel que no quiere ver; es increíble todo el dolor que decidimos sentir, con tal de vivir en el capricho, permitimos que nos usen a su antojo, con tal de no “perder”, de no enfrentarnos al dolor; dejamos nuestros sueños y metas personales de lado y lo más irónico, es que nos dejamos ganar por la cobardía, cuando las señales son más que evidentes.
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Mia