Marcela es una amiga muy querida, aunque tiene la capacidad de sacarme la piedra cada 3 minutos mientras hablamos, ¿por qué? no sé si tiene demasiada imaginación, o simplemente las mentiras hacen parte de ella, sin importar qué; es más, a veces siento que ya es tan común en ella mentir, que realmente cree que yo le creo, lo cual me hace desencantar un toque de ella porque le puedes mentir a tus padres, marido, jefe, profesor, pero mentirle a tu amiga, ¿qué sentido tiene?, en fin, la conozco hace muchos años y ya puede más el cariño. especialmente porque cuando la conocí no tenía a nadie en Colombia, pues ella es méxicana y es aquí donde su historia, es un gran ejemplo para nosotras, yo he aprendido un montón gracias a mi “MentiMarce”.

Ricardo viajaba constantemente a México, porque trabajaba para una compañía Colombo-Méxicana y el tipo tenía una buena posición, entonces sus viajes eran constantes entre los dos países. En uno de sus viajes “empresariales” conoció a Marce que estaba en el mismo restaurante, pero ella era mesera de ese lugar y si bien, su historia parece una novela méxicana, el final está más cerca a la realidad porque no es precisamente un final feliz de novela donde la pobre se vuelve millonaria y vive feliz para siempre. Ricardo frecuentaba constantemente ese lugar, porque quedaba a una cuadra del hotel donde siempre se quedaba, así que empezaron a hablar hasta que él la invitó a salir y ella aceptó.

Así empezaron las salidas y si bien a ella le gustaba el tipo, él era mayor que ella casi 15 años y Marce una culicagada de 18 recién cumplidos, pero ella con lágrimas en sus ojos me contaba, del desespero que ella sentía por irse de su casa, porque su mamá, es una señora de cáracter fuerte y según ella me cuenta, el trato y las peleas eran la constante, sobre todo, las golpizas. En ese orden de ideas, entiendo que Ricardo, fue luz en la oscuridad para ella, así que después de tres meses de salir, hablar y estar en constante contacto, a la primera propuesta de Ricardo para vivir con él en Colombia, ella estaba con un SI y con maleta lista.

Y fue tal cual, porque en un siguiente viaje a México, le propuso a Marce que se fuera a Colombia con él, que él estaba enamorado de ella y que quería una familia, así que sin pensarlo dos veces (y sin que él lo supiera) ella estaba más que lista. Sin miedo a la decisión que ella había tomado, estaba decidida a empezar desde cero; él ya había preparado todo para recibirla en su apartamento y le tenía un carro – sencillo, pero carro a la final – para que ella se movilizara y empezara a conocer la ciudad. Los primeros meses, luna de miel, mucho sexo, muchos gustos, mucho amor, pero llegó el tiempo y con él, la rutina y empezaron las peleas, ella celándolo por todo y él humillándola porque ella no quería hacer nada por ella. Llegó un bebé a sus vidas, lo cual empezó a empeorar la situación, porque ya no era solo aguantarlo a él, sino soportar a la suegra que era de las típicas brujas metidas, que no superan que su hijo creció y que ahora, comparte vida con otra persona; esa señora, se encargó de hacerle la vida imposible, de recordarle cada día que ella no era nadie en Colombia y que en su país, no era más que una “simple mesera”, vieja bruja!

Los malos tratos cada día empeoraban y Marcela, no movía un dedo por ella, según me dice, ella jamás perdió la esperanza de que las cosas volvieran a ser como antes, adicional, tenía miedo, no se sentía capaz de hacer nada por sí sola, a duras penas, iba al supermercado más cercano. Para todo dependía de él, para salir, para mantenerse, para mantener a su hijo, la diferencia entre México y Colombia, era que allá sin saberlo, era libre y tenía un trabajo, aquí no era “nada”. Su hijo fue creciendo y de la misma manera que su padre, solo la veían a ella como un objeto más de la casa, no tenía ni voz ni voto, porque si opinaba algo que a Ricardo no le parecía, de un grito la enviaba a su habitación cual niña chiquita.

Hasta que llegó la noche decisiva, que marcó un antes y un después en la vida de Marce, porque el tipo empezó a tomar más que de costumbre y esa noche no aguantó que ella le hiciera el reclamo hasta que la golpeó, pero claramente, no fue suficiente para ella, porque ¿qué sería de ella sin él?, varios años y ni siquiera se legalizó en el país porque él no tenía tiempo y siempre le decía que después lo harían, que no había ningún afán, no se esforzó a buscar un trabajo porque él “le daba todo” y a su hijo no le faltaba nada, no hizo amigas porque su suegra se encargaba de mantenerla bien ocupada sacando “el mugre” del apartamento todos los días, y se pasaban los días, meses y años y su dependencia iba en aumento. No solo era una dependencia económica, sino también emocional, porque ella estaba completamente segura de que nadie la “amaría” ni se fijaría en ella jamás; además, ¿qué le diría a su familia? ¿que dejó su vida tirada por huir a un país con un patán, egoísta y que ahora ya le llegó el agua hasta el cuello y que está muy arrepentida? ¿y cómo podría regresar a su país? ¿y su hijo?.

Ricardito – el hijo – creció, y ahora con sus 18 años, decidió irse del país – no precisamente a México – simplemente porque está joven y ahora le llegó su momento de hacer su vida, su mamá no fue ningún impedimento; Marce, más solitaria que nunca, decidió contactar a su familia de nuevo con un grande riesgo de deportación, ya que después de 19 años, aún no contaba con ningún documento legal en el país. Me duele el corazón recordar la Marce con la que me reencontré después de un par de años, viviendo sola, en una habitación y mantenida por su familia. ¿Su ejemplar esposo? Murió en un accidente de tránsito y ella quedó sin absolutamente nada, ni siquiera le dio el derecho a ser una residente legal en el país, lo que significó que sin una cédula de ciudadanía, no tenía derecho a reclamar nada.

Aún así, con todo lo que había pasado, siendo joven y llena de vida, seguía sintiéndo que nadie la iba a amar como la amó Ricardo y que ya sus oportunidades de vida habían pasado. Duré casi tres meses, apoyándola y sobre todo convenciéndola de que regresara a México, pues por lo menos allá tenía a su familia y podría empezar de nuevo, aún así, en esos tres meses, me justificaba que tal vez Ricardito decidía regresar, o que ella allí estaba bien… hasta que por fin se fue y poco a poco está trabajando en ella con ayuda terapéutica y demás. Claramente Marce es dependiente, en todos los aspectos, porque está convencida de que no vale nada, que no puede y mucho menos que merece.

Permitir que tu pareja haga lo que quiera contigo, porque tu dependencia es más grande que tus miedos, es lo mismo que estar muerta en vida. Para mi, no hay nada más sexy que una mujer independiente, que si quiere dinero, sale por sí misma y lo consigue; que tiene sueños, proyectos y planes; que si llega alguien a su vida y quiere compartir ese proyecto, genial, pero su vida no se paraliza según la compañía. Es más, hay muchos hombres, que le temen y les queda grande sostener una relación con una mujer completamente plena e independiente.

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