Este es el momento en que me pregunto si la vida fue mala o buena conmigo en esa época, porque después de que Alan se fue, yo no tuve mucho tiempo para tirarme a cama, tenía que trabajar mucho porque ahora los gastos eran solo mi responsabilidad, Ana y Helenita -como le digo de cariño a mi abuela- solo me tenían a mi y a todo eso tenía que sumarle que la mayoría de mis amigas estaban igual o peor que yo. 

Alejandra es una chica independiente, maneja su tiempo a su antojo y le va muy bien, vive en una casa hermosa, divorciada, porque dio con un tipo que la confundía los fines de semana con un balón de fútbol, de esa relación quedó su único hijo; cero afortunada en el amor y con mucho miedo a la soledad, lo cual no es una buena combinación, pero había conocido -según ella- a su alma gemela, menor que ella casi 5 años, pero ustedes saben, cuando una está tragada, se dice a sí misma “para el amor no hay edad” lo cual, no digo que no sea cierto, porque conozco muy pocas relaciones que la mayor es la mujer y funciona de maravilla, la mujer empieza a lucir más joven y el man se pone medio “feongo”, pero funciona, así como también he tenido cerca, relaciones donde pareciera que el tipo termina por absorber la poca juventud que le queda a la chica y la relación es una mierda porque la mujer termina actuando con miedo a la soledad y necesidad de sentirse amada; entonces eso la hace enloquecer y se vuelve permisiva. 

En fin, Alejandra conoció a este man en el gimnasio y el tipo no dudó en invitarla a salir, ella estaba brincando en una patica de la dicha, me llamó emocionada y me mandó miles de fotos con posibles “pintas” para usar esa noche. El tipo fue todo un Romeo y enloquecieron de amor, o más bien, ella enloqueció. 

Con base en sus experiencias pasadas, su falta de amor propio y su inseguridad, con el pasar de los meses, – a pesar de que el tipo la trataba como una muñeca de porcelana, – los celos aparecieron y empezaron a hacer de las suyas. A tal punto, que ella ya no tenía vida, su vida era él y eso es de los mayores errores que como mujeres cometemos. Ella, con mejores condiciones económicas, claramente, era la que llevaba la batuta de la relación, él aún vivía con sus padres, trabajaba en un banco de la ciudad e iba a la universidad en la noche. Mi pobre Aleja se dejó llevar por todos sus monstruos, entonces lo recogía en la casa de sus papás -claro, cuando no se quedaba con ella- lo llevaba a la oficina, le llevaba almuerzo al medio día, lo recogía en la tarde para llevarlo a la universidad, y la noche, cuando él terminaba sus clases, ahí estaba ella, para llevarlo a su casa o la casa de sus papás dependiendo del plan. No tenía vida, lo controlaba todo el tiempo, no lo dejaba ni para respirar y ni hablar de los fines de semana porque ya estaban completamente copados con los planes que ella inventaba para tenerlo todo el tiempo con ella. El man nunca tuvo tiempo de actuar, de conquistarla, de enamorarla, de actuar, de planear, de hacer algo por la relación, ya ella hacía por los dos. 

Pasaron varios meses, casi un año viviendo así, una relación basada en la inseguridad, la cual empezó a tocarle a la puerta al sexto sentido de Aleja, ella sospechaba de que algo no estaba bien, la lencería sexy una noche no funcionó porque al man literal no se le paró; en algunas ocasiones no contestaba y aparecieron las famosas horas extras en la oficina, más trabajos y conferencias adicionales en la universidad. 

Ella no estaba dispuesta a perder y menos con todo lo que ella había hecho por mantener su relación, así que decidió perseguirlo. Se puso en el papel de investigadora y de paso me arrastró a mi con ella -obvio no la iba a dejar sola- yo sabía desde un principio que las cosas no iban a terminar bien, aunque este tipo la sacó del estadio. No pudimos encontrar nada adicional a su rutina diaria, pero de repente, una noche ellos estaban cenando en la casa de Aleja y él encontró motivos para pelear e irse para la casa de sus papás; al otro día su celular estaba apagado, tres días después su celular seguía apagado y no pude hacer nada para que Aleja encontrará su tan escondida dignidad y evitará buscarlo, así que fue a la casa de sus padres, donde nadie le atendió. Fue al banco donde había trabajo hasta un par de días atrás. Y esa semana casualmente, el tipo no fue a la universidad -o por lo menos, no lo pudimos ver ni entrar ni salir, sentadas al frente de puerta principal de la universidad, desde las 5 pm hasta las 11 pm con dos cajas de cigarrillos y tinto. Parecía que al man se lo hubiese tragado la tierra. 

Traté por todos los medios de hacerle entender a Aleja que era el final, que si el man realmente la quisiera, no estaría actuando así, y que era el momento de poner los pies sobre la tierra y pensar en ella y en su hijo, que si no fuera por su abuela, el pobre no sé cómo la hubiera pasado.  

Ese fin de semana tuve que sacarla de la casa, llevarla a una panadería para que comiera algo que le ayudara a bajar la borrachera tan peluda que tenía y me pidió que la ayudara, que lo único que ella necesitaba era verlo, saber realmente qué pasaba, y accedí. Por qué? Porque los hombres no tienen las huevas bien puestas y hablar con la verdad, porque no tienen la capacidad de ser infieles con inteligencia sin causar daños colaterales y porque si el HP había sido tan valiente de endulzarle el oído con amor falso y luego perderse de la nada, lo mínimo que podía hacer era tener los cojones de decirle en la cara qué carajos era lo que estaba pasando, así que le montamos la perseguidora en la casa de sus padres y fue allí donde comenzó el principio del final. 

No lo podíamos encontrar, nunca supimos si era lo suficientemente astuto y nos había visto, o si nosotras éramos unas huevas que no sabíamos cómo hacer las cosas, pero si veíamos una chica que iba varias veces a la casa y que no era parte de la familia. Sabíamos que ella tenía algo que ver con todo lo que estaba pasando. 

Volvimos a la universidad y nos metimos a un bar donde varios amigos de él tomaban y nos sentamos en una mesa cerca a la de ellos, hasta que después de un par de horas el trago -siempre fiel, cumpliento con su deber- hizo de las suyas, porque Aleja y yo nos fuimos para la mesa de ellos, les ofrecimos trago y después de un buen rato hablando y haciéndoles creer que Aleja ya no sentía nada por él, pudimos averiguar fecha, lugar y hora del matrimonio de este tipo, con su compañera de trabajo con la que llevaba un año y como estaba embarazada, pues el hijo de puta, quería hacer las cosas al derecho. 

Ví a mi amiga, destruirse por completo, ni siquiera el amor por su hijo la ayudó a levantarse de la cama esa semana, pero ese sábado siguiente, el día del matrimonio allí estaba yo usando tacón y maquillando a Aleja para ir a la iglesia. Esta fue una experiencia muy fuerte, ella solo lo vió entrar a la iglesia y lo miró a los ojos, ella solo quería que él supiera que ella ya sabía y que ese día lo iba a enterrar para siempre. 

Ese día comprendí, que no importa si enloquecemos por un man y vivimos para y por él, no importa si sentimos que tenemos el control de la relación y sabemos cada paso que ellos dan; dos cosas son claras aquí, un hombre puede encontrar en cualquier esquina la oportunidad para ser infiel y desleal; una mujer guiada por la inseguridad, el miedo y la falta de amor propio puede perder hasta la última gota de dignidad por alguien que jamás la mereció.

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